Aunque estos looks comparten algunos elementos, no son necesariamente lo mismo. Eso no quiere decir que no haya espacio en el estilo rústico, pero no es lo que define el estilo. Lo que sí define la decoración rústica es su énfasis en los elementos estructurales, como las vigas y los gruesos tablones de madera, y, sobre todo, la apertura de la casa a la luz y a las vistas naturales del exterior. Esto puede abarcar desde las casas abarrotadas de americana hasta el minimalismo nórdico. La gente puede suponer que la única forma de conseguir esta estética rústica es usar madera. Pero estoy aquí para explicar que hay alternativas de cubiertas compuestas que ofrecerán el aspecto y la sensación de esa madera, mientras que duran más y requieren menos mantenimiento.
Cada material tiene sus ventajas y sus inconvenientes
La madera tratada a presión es la que se utiliza en la mayoría de las cubiertas, rústicas o no. Sus mayores ventajas son que está disponible en cualquier tienda de reformas y que es barata. Pero tiene varios inconvenientes. En primer lugar, suele venir mojado con compuestos de cobre que le dan un tinte verdoso. Al secarse, se encoge y se retuerce, lo que puede dar lugar a una superficie irregular. Además, la madera no resiste bien la humedad y la luz del sol y requiere un mantenimiento constante para mantener su buen aspecto.
La madera recuperada procede de diversas fuentes. Palés de carga, cajas. La madera recuperada tiene dos grandes ventajas. En primer lugar, es sostenible. Al reciclar una pieza de madera existente, se evita la tala de árboles antiguos. Segundo: tiene historia. La madera recuperada suele tener sellos o marcas visibles que realmente aportan la estética rústica. En cuanto a las desventajas, trabajar con madera recuperada a veces significa tener una cantidad limitada de tablas. Si tiene un proyecto grande, puede tener problemas para encontrar suficiente material que coincida.
Las maderas duras son maderas densas que son naturalmente resistentes a la humedad, los insectos y la putrefacción, y son naturalmente superiores a las maderas blandas utilizadas para crear madera tratada a presión. Los pros son fáciles de ver: un material hermoso con una defensa contra algunos de los elementos. Sin embargo, las maderas duras presentan tres problemas importantes. El primero es que son más caras que la madera estándar. Además, a menudo se extraen de árboles de crecimiento lento en zonas remotas, lo que las hace cuestionables en la categoría de sostenibilidad. Por último, requieren mantenimiento en forma de lavado y aceitado, y muchos tipos tendrán requisitos de mantenimiento específicos adicionales. Además, los patrones distintivos de las maderas duras no siempre se adaptan bien al aspecto rústico.