Con las nuevas tendencias para decorar el hogar, cada vez vemos más muebles elaborados en maderas naturales, luciendo y emanando las mejores cualidades que pueda tener la madera. El cuidado de la madera debe comenzar desde el momento de la tala misma, para su posterior elaboración. Aquí te diremos cómo proteger la madera en exteriores:
En primer lugar, debemos procurar proteger los muebles de la humedad y los ambientes oscuros.
Posteriormente, y siempre teniendo en cuenta nuestras garantías, es recomendable aplicarles un tratamiento hecho con sal bórax mezclada con agua, en una proporción de una octava parte de sal por ocho partes de agua.
El uso de madera en exteriores –expuesta al sol y fenómenos atmosféricos- es la más susceptible de sufrir cierto nivel de degradación que puede evitarse con el uso de protectores, preferiblemente de origen orgánico.
El cuidado de la madera con aceite de Linaza es uno de los más recomendables, por tratarse de un material poco agresivo, aunque también se utiliza el carbonato sódico.
No es aconsejable usar para maderas muy expuestas al sol, protectores transparentes ni demasiado oscuros, debiéndose utilizar protectores de pigmentación media.
Hay que evitar a toda costa utilizar productos abrasivos a la hora de realizar labores de limpieza en elementos de madera –por ejemplo, en suelos de parqué-.
Los muebles de nogal deben repasarse con un trapo empapado en leche, y después abrillantar con un paño seco.
El secado de la madera mojada es preferible que se produzca de forma lenta. Los cambios bruscos de temperatura podrían influir, si el material se halla expuesto al sol y a los fenómenos meteorológicos, en su consistencia y resistencia naturales.
El mantenimiento de la madera, en líneas generales, no precisa de intervenciones frecuentes, con la ventaja añadida de que el mantenimiento no suele ser caro. Por último, cabe resaltar algunos consejos que pueden contribuir a sacar el mayor partido posible a determinados tipos de madera, en cuanto a su aspecto estético se refiere:
Tipos de madera:
Nogal: Estará impecable pasando un paño poco humedecido en leche y luego abrillantando con una gamuza.
Roble: Para que recupere su mejor aspecto, es recomendable encerarlo con una pasta hecha con dos partes de cerveza, una de cera y dos cucharadas de azúcar. Se calienta, se mezcla y se aplica cuando esté frío.
Teca: Protegerla del roce diario es fácil frotando con un trapo impregnado en aceite, dejando actuar durante unas horas y luego dando brillo con un paño.
Decapada: Su limpieza será más efectiva si se realiza con agua muy caliente añadiéndole una pizca de sal (1/2 vaso por litro).
Lacada: Para limpiarla, basta con frotar suavemente con un trapo empapado en agua tibia y amoníaco. Se deja secar y se pasa un trapo seco con unas gotitas de aceite.
Encerada: Para mantenerla limpia es bueno repasarla con un paño mojado en leche caliente.
Se debe diluir la sal en agua a 90 grados centígrados y luego aplicarla a los muebles con una brocha, humedeciendo bien. Luego debe dejarse secar los muebles en un lugar con buena ventilación, por varios días, hasta que quede bien seca.
Después de terminado el tratamiento antes descrito, se le hace a los muebles un tratamiento con aceite de linaza y esencia de trementina (proporción 60/40), acompañada con cáscaras de naranja y/o hierbas aromáticas. Se aplica ésta mezcla a la madera con una brocha y se deja secar al aire libre.
Las esencias antisépticas de la naranja ayudan a que la madera se mantenga joven y bonita por mucho tiempo, como si se la aplicáramos a nuestra piel, la naranja revitaliza, y otorga un aroma estimulante.
En cualquier caso, nuestros especialistas formado en la empresa se encuentran a su disposición para resolver cualquier tipo de duda.